Los dormitorios en los que se repiten el mismo diseño en todos los muebles, están pasados de moda. Hoy mezclar piezas del mismo o de diferentes estilos es más atractivo, pero también se pueden incluir diversos acabados y colores.
Decoración de dormitorios
Primero, la cama, es la protagonista del dormitorio, merece una decoración especial. La originalidad es la premisa si se quiere una habitación confortable que refleje personalidad. El cabecero juega un papel muy importante en este sentido; actualmente, los modelos diferentes en los que se mezclen texturas y sobre todo color producen la característica que se va a dar al dormitorio.
•El diseño de cabecero pasaría desapercibido, a no ser por la combinación de colores en los que se ha pintado, o por su tamaño. El modelo para dar un toque acogedor y original a un dormitorio de decoración simple y muy actual, en el que predomina uno de los colores que es tendencia en decoración es el gris.
•Una cama de estilo clásico, con un cabecero en madera tallada, se renueva al ser pintado en blanco y tapizado en color vibrante, combinados con los almohadones de la cama. Este cambio permite una mezcla de estilos en el dormitorio, incorporando una pieza de mobiliario clásica a un espacio en el que predominan las piezas de diseño simple.
•De estilo étnico, un cabecero de madera tallada que cumple esa función. Un biombo, una puerta, un tablero, etc, con un diseño que sea agradable, puede convertirse en un original cabecero para una cama. La presencia de un cabecero de este tipo, llena la habitación, por lo cual lo ideal es apostar por una decoración en suaves y acogedores tonos tierra.
•El cabecero que uno mismo puede realizar. Cortar un tablero de aglomerado alta compactación, dándole altura y forma clásica, tapizado en un tejido grueso y/o con un diseño original haciendo juego con otros elementos del dormitorio. Para realzar aún más la zona del cabecero se puede colocar una moldura en la pared como si fuera de un cuadro.
La iluminación
Combinar una buena luz de lectura, en el área de la mesa de noche, con una iluminación general clara y agradable que evite las sombras, y permita realizar tareas generales y circular sin problemas.
La luz general puede estar dada por un aplique de techo o lámpara colgante, preferentemente con iluminación indirecta (que apunte al techo y de allí se refleje), lo que generará una luz suave y sin sombras.
Para prescindir de la clásica luz colgante se puede utilizar una lámpara de pie o de mesa con buena iluminación, pero se debe tener en cuenta que la luz general tiene que poder encenderse desde la entrada del dormitorio o, en todo caso, estar inmediata a la puerta.
La luz de lectura se acostumbra colocar sobre la mesa de noche, sin embargo se puede disponer también sobre la pared -encima o al lado de la cama- o colgando del techo, permitiendo así que la mesa de noche quede despejada para apoyar libros y otros objetos.
La relación entre luz general y puntual se debe complementar buscando un equilibrio, sin molestia de sombras o contrastes violentos. Evitar por un lado el deslumbre y por otro la excesiva proyección de sombras. La condición óptima es que la fuente de luz puntual sea clara y directa pero no deslumbrante.
Un recurso interesante es utilizar reguladores de intensidad para convertir la luz general o puntual en luz ambiente. La iluminación con velas -hoy sólo como valor decorativo-, puede considerarse un tipo de iluminación de exposición.